La historia de Bausch + Lomb, una de las empresas más antiguas de los Estados Unidos, se remonta a 1853, cuando John Jacob Bausch, un inmigrante alemán, abrió una pequeña óptica en Rochester, Nueva York. Cuando en un momento dado necesitó más dinero para mantener el negocio, Bausch recibió un préstamo de 60 dólares de su buen amigo Henry Lomb. Bausch le prometió que, si el negocio prosperaba, Lomb se convertiría en su socio de pleno derecho. El negocio prosperó y así se formó la sociedad.
En sus primeros años de vida, Bausch + Lomb fabricó revolucionarias monturas de goma para gafas, así como diversos productos ópticos cuya fabricación exigía un alto grado de precisión. En 1903, ya había obtenido patentes para microscopios, prismáticos, e incluso para el obturador de una cámara basado en la reacción del ojo a la luz.